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miércoles, 26 de agosto de 2015

La atrapa sueños y el hacedor de estrellas de Elisabeth Segoviano.

Más allá del último horizonte, donde la luz se convierte en una interminable cascada que lo baña todo, existe un lugar llamado Mizar, que es el hogar de un hermoso ángel llamado Illumine, y ella pasa sus días y sus noches cuidando y manteniendo a salvo los sueños de todos los seres vivientes.

Todo en Mizar está hecho de sueños, todo lo que has imaginado, cada color, o escenario, cada sonido y palabra se encuentra en este lugar.
Todas las musas que los hombres conocen habitan ahí, y juegan con los sueños de los niños, y también sueñan con los sueños que los hombres convertirán en realidad.
En Mizar todos conocen y aman a Illumine, ángel de los sueños, pero la llaman “la atrapa sueños” porque cuando alguien tiene un mal sueño, uno de ésos lleno de miedo o tristeza, Illumine los atrapa en el aire y los lleva a un antiquísimo mar llamado Akilá, en cuyas aguas púrpulas, cristalinas y puras aquellos sueños se limpian y se convierten en la arena plateada que cubre la costa;

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 pero ésta no es la única tarea que lleva a cabo la atrapa sueños; ella también vuela cada noche a través de los mundos para inspirar sueños placenteros y calmar nuestros corazones y mentes, así que cada noche en nuestros sueños todos viajamos a Mizar y hacemos que ese lugar sea más grande, alto y brillante .


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“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe un lugar en el que nunca has estado, pero es el lugar en que tu corazón fue creado”.
Sobre la montaña más alta de Mizar se levanta un magnífico castillo, en cuya torre habita otro poderoso ángel llamado Vermalion, éste ángel también es un mago, un alquimista y todo un artista; todo lo que Vermalion toca se convierte en una gran obra de arte.
Entre interminables filas de libros y cientos de frascos que contienen todo tipo de coloridas pociones, esencias, rocas y cosas que sólo podrías ver en tus más excéntricas fantasías, encontrarás al gran Vermalion trabajando en un nuevo proyecto; pero lo que más ama hacer éste ángel es hacer estrellas … es un trabajo muy laborioso, pero cuando está terminado, los resultados son sorprendentes … Aries, las Hiadas, Aldebarán, Tauro … ¿alguno de estos nombres te suena familiar? Todas éstas constelaciones y más, muchas más fueron hechas por el gran Vermalion, mejor conocido como “el hacedor de estrellas” él es quien ha iluminado el cielo nocturno … bueno, no sólo el nuestro, sino todos los cielos en donde quiera que haya uno.
En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos hay un ángel que jamás permitiría que te perdieras”.


La vida transcurría pacífica y feliz en Mizar, con todo mundo haciendo su mejor esfuerzo para inspirar a la mente humana con cosas hermosas y todo aquello que es bueno, creativo y puro; pero un día un trueno ensordecedor sacudió el suelo de Mizar, nunca antes algo como eso había sucedido, y las musas, las hadas, los gnomos, elfos, ángeles y todas las criaturas que creemos imaginarias se reunieron en e castillo de Vermalion para descubrir que era lo que habían escuchado.
Y justo frente a sus ojos, parado en una esquina del lugar hallaron a un pequeño mirándolos con gran curiosidad.
– ¡Bienvenido a Mizar! –exclamaron todos–
– ¿Dónde estoy?
– Este es el lugar donde nacen los sueños –dijo la atrapa sueños–
– ¿Estoy durmiendo?
– Así es … y al mismo tiempo no
– No comprendo
– Estás soñando mi pequeño –dijo el hacedor de estrellas– pero no todos pueden soñar el camino hasta aquí … tienes un espíritu muy fuerte … y una mente ávida
– ¿Eres un ángel?
– Si, lo soy, mi nombre es Vermalion … y el tuyo es Orión ¿no es así?
– ¡¿Como lo sabes!?
– Puedo verlo escrito en tus ojos, y has venido hasta aquí buscando respuestas … ¿estoy en lo correcto pequeño Orión?
– … sí …
Vermalion, Illumine y Orión comenzaron a caminar a lo largo de la costa, contemplando las doce bellísimas lunas llenas en el cielo de Mizar, mientras sentían las cálidas olas púrpuras bañando sus pies.
– ¿Qué te ha traído hasta aquí mi pequeño? –preguntó Illumine–
– soy demasiado curioso … al menos eso dice mi mamá … verán, hace un año traté de contar todas las estrellas … porque creí que sería sencillo, pero luego noté que cada día hay más y más estrellas; así que leí muchos libros y supe que hay cientos de millones de ellas … ¡y eso es sólo en nuestra galaxia! ¡Y sólo Dios sabe cuántas galaxias hay por ahí! Pero luego me di cuenta que no sabía de dónde vienen las estrellas … así que busqué y busqué, y leí e investigué, y pregunté … y todos dijeron que las estrellas son rocas hechas de minerales y hielo y otras cosas … pero … eso no tiene mucho sentido para mí … ¿de verdad las estrellas sólo son un montón de rocas encendidas flotando en el espacio exterior?
– Puedo ver que eres muy curioso pequeño Orión … y es una actitud que te llevará a lugares que nunca imaginaste, tu creatividad e imaginación te han traído hasta aquí, y te prometo que obtendrás la respuesta que buscas, pero primero, déjame mostrarte un secreto.
Entonces los dos ángeles comenzaron a mostrarle al niño el mundo de Mizar, y le revelaron las grandes refulgentes montañas rojas de Igne que estaban hechas con los pensamientos de amor de todos aquellos que han partido de nuestro mundo, porque el amor nunca muere, jamás se desvanece, es infinito; el amor continúa creciendo … justo como aquellas montañas que se hacen más altas cada vez que alguien piensa en aquellos a quienes ama.
Entonces los nuevos amigos caminaron hasta el valle de Telesmi, donde habitan todas las criaturas que la mente humana ha imaginado; todas las hadas, unicornios, sirenas y los amigos imaginarios que hemos tenido viven toda clase de aventuras, porque es nuestro valor y nuestra fuerza lo que les ha dado la chispa de la vida.
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“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos existe la prueba de que el amor y la vida continúan haciéndose fuertes”.
Después de observar bien la belleza de Mizar, Orión notó algo peculiar, parecía que mientras más caminaban más paisajes y caminos aparecían.
– ¡Éste lugar es infinito! ¡como las estrellas!
– Infinito … así es –dijo la atrapa sueños– y toda esta belleza ha sido obra tuya muy pequeño.
– ¿Cómo puede ser posible?
– Querías saber de dónde vienen las estrellas –dijo Vermalion– ¡Y ésta es la respuesta! Cada vez que los humanos sueñan o piensan en algo hermoso, Illumine, la atrapa sueños, lleva ésos sueños brillantes, coloridos, placenteros y alegres conmigo y yo les doy forma y les doy un lugar en el espacio exterior para que cada humano pueda ver lo que quieren hacer, y cuando un sueño se hace realidad se convierte en una estrella fugaz … y cuando alguien la ve y pide un deseo, otra estrella nace.
– ¡Vaya! ¡significa que las estrellas están hechas de sueños!
– Eso es correcto mi pequeño, y arden porque están hechas con toda la pasión de la vida, y todo el amor de aquellos que soñaron algo bueno; y nuestro amado hogar, Mizar, crece gracias a aquellos espíritus como el tuyo, llenos de vida, creatividad y fe, así que por ello las estrellas son infinitas.
– ¿Pero es cierto lo que mucha gente dice de los sueños?
– ¿Qué dicen mi pequeño?
– Que los sueños son tontos e inútiles
– Tu corazón ya sabe la respuesta …
“En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe alguien iluminando el cielo para que puedas sonreír”.
De repente el pequeño Orión despertó, y supo que su viaje no había sido sólo un sueño, ahora tenía la certeza de saber que no hay tal cosa como un sueño tonto o imposible, y que no había razón alguna para sentirse solo o perdido, porque sólo tenemos que mirar al cielo para ver nuestras estrellas brillando, sonriéndonos, mostrándonos el camino correcto para hacer nuestros sueños realidad.
Orión sabía que en algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos hay un lugar en el que habitan la atrapa sueños y el hacedor de estrellas, cuidando a todas aquellas almas que no tienen miedo de llamarse soñadores.

 Elisabeth Segoviano. Escritora de cuentos y poesías infantiles. La atrapa sueños y el hacedor de estrellas



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sábado, 15 de agosto de 2015

sábado, 8 de agosto de 2015










Cuando el hombre viene al mundo, tiene las manos siempre cerradas, como si estuviera intentando decir: el mundo entero es mío, y conseguiré agarrarlo.

Cuando el hombre se va del mundo, tiene las manos siempre abiertas, como si estuviera intentando decir: no tengo nada en mi poder, lo único que puedo llevarme son mis recuerdos, lo único que puedo dejar son mis ejemplos.



Midrach Rabba sobre el Eclesiastés


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