La espiritualidad siempre ha estado presente en la vida del hombre, ya que, es la búsqueda del sentido de la vida y de la muerte, el origen y el destino del mundo y del hombre. El destino del Universo es un misterio y cualquier ser humano, se ha preguntado alguna vez por su destino. ¿A dónde vamos? Ignoramos dónde vamos. No tenemos certeza, y nadie ha venido a contarlo. ¿Dónde reside realmente nuestra consciencia?
La religión se ha sido practicado por sociedades de todo el mundo (hasta el poblado más recóndito tiene su propia religión): lapones, maoríes, aborígenes, andinos, mexicanos, chamanes, africanos.....Todas las religiones tratan la misma realidad, aunque cada una la expresa con su lenguaje propio relativo a su cultura. Y es nuestra cultura lo que no debemos olvidar. "Hay grandes verdades y sabiduría en todas las grandes tradiciones religiosas" Apredamos de los grandes maestros, de Jesús, Buda. "Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas,
por intervención de los hombres"
Mahatma Gandhi.
Dentro de nosotros hay una gran caudal de energía. La oración es una forma de encauzarlo. Hoy fascinan los aspectos filosóficos del budismo, las técnicas de yoga, meditación o tantra. Hay una gran revalorización de la religiosidad oriental.
La oración se considera una forma demasiado simple de religiosidad, más propia de personas crédulas o con poca capacidad intelectual. Pero, la oración es un medio de ensanchar la conciencia, romper las barreras que nos imponemos en la mente y el corazón, y que nos mantienen encerrados en una idea falsa y pobre de nosotros mismos, una vía para abrirnos a la verdad de cada ser y a todo su potencial. Es un diálogo, una relación íntima y sincera con algo más profundo.
La oración se considera una forma demasiado simple de religiosidad, más propia de personas crédulas o con poca capacidad intelectual. Pero, la oración es un medio de ensanchar la conciencia, romper las barreras que nos imponemos en la mente y el corazón, y que nos mantienen encerrados en una idea falsa y pobre de nosotros mismos, una vía para abrirnos a la verdad de cada ser y a todo su potencial. Es un diálogo, una relación íntima y sincera con algo más profundo.