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martes, 8 de diciembre de 2009

La espiritualidad siempre ha estado presente en la vida del hombre, ya que, es la búsqueda del sentido de la vida y de la muerte, el origen y el destino del mundo y del hombre. El destino del Universo es un misterio y cualquier ser humano, se ha preguntado alguna vez por su destino. ¿A dónde vamos? Ignoramos dónde vamos. No tenemos certeza, y nadie ha venido a contarlo. ¿Dónde reside realmente nuestra consciencia?
La religión se ha sido practicado por sociedades de todo el mundo (hasta el poblado más recóndito tiene su propia religión): lapones, maoríes, aborígenes, andinos, mexicanos, chamanes, africanos.....Todas las religiones tratan la misma realidad, aunque cada una la expresa con su lenguaje propio relativo a su cultura. Y es nuestra cultura lo que no debemos olvidar.
"Hay grandes verdades y sabiduría en todas las grandes tradiciones religiosas" Apredamos de los grandes maestros, de Jesús, Buda. "Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas,
por intervención de los hombres"
Mahatma Gandhi.
Dentro de nosotros hay una gran caudal de energía. La oración es una forma de encauzarlo. Hoy fascinan los aspectos filosóficos del budismo, las técnicas de yoga, meditación o tantra. Hay una gran revalorización de la religiosidad oriental.
La oración se considera una forma demasiado simple de religiosidad, más propia de personas crédulas o con poca capacidad intelectual. Pero, la oración es un medio de ensanchar la conciencia, romper las barreras que nos imponemos en la mente y el corazón, y que nos mantienen encerrados en una idea falsa y pobre de nosotros mismos, una vía para abrirnos a la verdad de cada ser y a todo su potencial. Es un diálogo, una relación íntima y sincera con algo más profundo.


Y aunque no elegimos, el país donde nacemos, ni mucho menos, la lengua que hablamos, no elegimos nuestro físico, ni tampoco nuestro carácter, pues nos viene dado. Sí podemos elegir nuestra propia forma de ensanchar nuestra conciencia.  Hoy por hoy, la mayoría de personas deciden saciar su sed espiritual, pero sin adherirse a verdades objetivas ni crearse compromisos morales.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El crucifijo

El hombre es inmensamente superior a otras especies. El hombre tiene la capacidad de aprender y adaptar su comportamiento, hace planes de futuro. Sin embargo, hemos conseguido mejorar poco. Nada sabemos sobre lo que ocurrirá mañana. Seguimos repitiendo conductas que nos hacen daño y repetimos emociones destructivas como el odío, codicia, avaricia, que nos empobrecen y empobrecen a los demás, maldad, ira, envidia, dolor, rencor, arrogancia, resentimiento, mentiras, orgullo.

. Critias pensaba que la religión (y el temor a los dioses) se había inventado para imponer a cada uno el respeto a la sociedad: disciplina, moral, sentido el bien y del mal. Sí se nos olvida esta esencia del hombre, si se fomenta el individualismo, el materialismo, y no se fomenta el amor al resto de seres humanos, el placer de ayudar sin esperar nada a cambio, la amabilidad, el respeto...esto seguirá siendo un caos.


Y parecemos tontos, pero, ¿Por qué nos avergonzamos de nuestra religión? ¿Por qué la cansina insistencia en retirar el crucifijo? El crucifijo es un signo de entrega y de amor, no una vergüenza para nadie.